martes, 4 de junio de 2013

Travesera de picos de Europa dos semanas antes...



Todavía no sé cómo, pero Maddi nos convenció a Iñigo y a mi a realizar la travesera de picos de Europa el fin de semana pasado. Todo apuntaba mal tiempo y niebla, pero la motivación de Maddi nos arrastró y nos plantamos en los lagos de Covadonga el sábado a las 6:30 de la mañana.



La idea era partir desde Lagos el sábado a la mañana y llegar al refugio de Urriellu a pies del Naranjo de Bulnes. El domingo realizaríamos el resto del recorrido hasta llegar a Arenas de Cabrales, donde aparcamos la furgo. Así reconoceríamos el terreno dos semanas antes de la cita. Aunque todo apuntaba a que mucho no íbamos a ver, ya que los Lagos nos recibieron con bastante niebla, BUF!


El taxi se marchó y nos quedamos en medio de la nada con poca visibilidad, pero con muchas ganas y con el recorrido metido en el GPS de Iñigo. Iker Karrera iba a hacer el mismo recorrido que nosotros, pero un día antes así esperábamos ver por lo menos su huella. El día anterior le comentó a Maddi, chica con muchos contactos, que había mucha nieve pescaderia en altura y que te hundías hasta las rodillas. Doble buf!!


Comenzamos en la vega de Enol (1.080 m)  y nos esperaban 30 Km y 3500 metros de desnivel positivo.
Nos encontramos la nieve a los 1700 metros más o menos. También nos topamos con el sol que últimamente por el norte no se deja  ver mucho. Estaba ahí, por encima de las nubes astures.


Mucha nieve en los jous y un pelín dura en las laderas norte y oeste, cómodas para cramponear, incluso con zapatillas. Llevábamos crampones de correas, que realmente están preparadas para usarse con botas de trecking, pero bueno, con zapatillas no van tan mal.
Con el cielo despejado ante nosotros con un manto blanco impoluto, sin ninguna huella en el jou de los asturianos llegamos al jou santu. Finalmente el último repecho que subiremos en el macizo occidental y llegamos al collado del Jou Santu (2.113 m).


Espectaculares vistas desde el collado y espectacular la bajada con esquís, lástima los teníamos en casa. Bajada con mucha nieve a veces pescaderia, a veces costra. Nos tocó abrir huella en bajadas que hundías en cada paso la pierna hasta la rodilla. Importante tener las espinillas cubiertas. Iñigo llevó piratas y se dejó literalmente la piel de las espinillas en esta bajada. Yo llevaba unas polainas para zapatillas que la verdad que vinieron muy bien, porque, aunque no impiden que se mojen los pies, no deja entrar nieve.


Ya sin nieve y habiendo recobrado la sensibilidad en los pies, paramos a disfrutar un poco del paisaje y del bokata de tortilla de Iñigo.


Bajada técnica hasta Cain de Arriba, con mucha piedra donde se puede, por fin, correr si no tienes miedo a los pedruscos.
Mas tarde nos comentan unos con los que nos cruzamos que la organización estaba pensando en cambiar esta primera parte para bajar por otro canal (no me acuerdo del nombre) con mucha menos nieve, pero por un terreno más empinado y con mucha piedra suelta.

 Llegando a Cain de arriba nos recibieron dos perros pastores ladrando. Nos tranquilizó el pastor que estaba allí con ellos. De repente apareció ladrando Tobi. Un pedazo de mastín que sólo quería que le acariciaras. El pastor: tranquilos que no muerde... que no muerde si no dejas de acariciarle, porque un servidor pudo sentir en sus patas los colmillos de Tobi, buuf!!

Ya en Cain (460 m) paramos a rellenar agua y para convencer a Maddi a continuar un poco más porque la bajada se nos hizo realmente dura, ya que pasamos demasiadas horas con los pies congelados.
Además Caín no nos queda lejos de Cabrales. Habría que volver por la senda del Cares, muy chula, con buen tiempo y sin mucho senderista.


Pero decidimos continuar hasta ver cómo nos encontraríamos al volver a pisar nieve. Si lo vemos mal nos damos la vuelta. Asi pues nos encontramos subiendo por el cana de Dobresengos. Allí nos encontramos a un par de grupos que estaban entrenando la travesera. Nos comentaron que se habían cruzado con un grupo que iba a Urriellu  y que habría huella hecha hasta el refugio, bien!

Se pone más empinado todavía en el canalón donde hay que tener cuidado con las piedras que puedan tirar los de arriba, y nos volvemos a reencontrar con la nieve a unos 1800 metros.
Las fuerzas empiezan a flaquear. Muchos metros y mucha nieve.


Cruzamos el jou grande donde hay una huella clara en la nieve y algún que otro claro sin nieve. Superamos la última cuesta hasta horcada Caín siguiendo huella. Horcada desde donde pudimos ver por primera vez el naranjo de Bulnes, el gran picu. Esta última subida con mucha nieve pescaderia a punto de cerrar donde nos volvíamos a hundir hasta las rodillas.  La bajada no iba a ser menos, se podía bajar mejor de culo que andando. Mucha huella de esquiador, ¡qué envidia!


Por fin llegamos al refugio de Urriellu, después de 12 horas de pateo. En el refugio había varios grupos de esquiadores y de escaladores que iban a subir al naranjo al día siguiente. Espectacular la garbanzada que nos metimos para cenar.


A la mañana nos calzamos los crampones desde el refugio. La mañana estaba despejada, espectaculares las vistas. La nieve durita, perfecta para cramponear. La última parte de collada bonita, cuando más empinada se pone la cuesta sacamos el piolet "por si las moscas". Se cramponeaba bien, había huella, pero una caída tonta te llevaba fijo al jou de abajo. Seguíamos las huellas de Iker Karrera que el día anterior estuvo haciendo esta parte del recorrido. Se distinguían claramente las huellas de sus zapatillas.


Espectaculares las vistas del picu, donde ya se encontraban varias cordadas por la cara sur.


Y espectaculares las vistas hacia el macizo oriental. Menuda bajada en nieve guarra que nos esperaba. Por lo menos teníamos las huellas de Iker para guiarnos. Ya que se veçia cómo se había metido la niebla en el valle de las Moñetas y el gps se había vuelto un poco loco ¿La élite nunca se pierde?


Llegamos a vega de Sotres, una vez tocando tierra un terreno donde se puede dar zapatilla, habiendo recobrado la sensibilidad en los pies.


Ya restaba la última subida. Unos 1100 metros positivos por Canalón de Jidiellu hasta el Collado Valdominguero (2.140 m). Esto estaba hecho. Esta, yo creo, que fue la parte que se nos hizo más dura.
Un kilómetro vertical en toda regla, pero que parecían dos. Mucha pedrera y cuando nos reencontramos con la nieve (nos volvimos a poner crampones) subimos por el canal más empinado de todo el recorrido. Además la niebla lo cubría todo. Parecía que nos metíamos en la boca del lobo.



Arriba en el collado de nuevo totalmente despejado, con unas vistas totalmente blancas del valle de los Vallejucos.


 Ahora tocaba abrir huella por una nieve que había visto el sol bastantes horas y os podéis imaginar su estado, lista para poner debajo bacalaos. Pero los únicos bacalaos que parece que pasaron por allí ese día fuimos nosotros.


Conseguimos llegar al refugio de Andara donde nos volvimos a encontrar con vida inteligente y donde ya se empezaban a ver claros sin nieve.


De allí un par de kilómetros de terreno mixto por la pista minera, hasta llegar al jitu Escarandi. Ya nos faltaban sólo 15 Km y un último repecho que comparado con los puertos de primera que habíamos subido éste se quedaba en nada. 


Tras dejarnos la piel por las zarzas de la cañada de Camba, volvemos a encontrarnos muchas huellas de zapatillas, se ve que últimamente esta parte del recorrido no sólo está transitada por las baques. Y alcanzamos por fin la última subida del recorrido, el Collau Posadoiro (1.242). De aquí 9 kilómetros de bajada.


 Bueno, lo que es de bajada, bajada la verdad es que también tiene sus repechos, hasta que ya podemos ver Cabrales abajo y nos metemos en la senda Caoru. Un camino que hace mil zetas y por un terreno tipo calzada romana, pero con pedruscos. Aquí se puede correr mucho, si no tienes miedo a torcerte un tobillo o si no está mojado, porque tiene pintas de resbalar bastante.


Y finalmente llegamos al aparcamiento después de 11 horas para hacer 35 km, buf, buf, buf!
¡Todo un record! Por fin podríamos volver a tener los pies secos. En dos semanas más y mejor.

Eskerrik asko Maddi por habernos convencido para venir aquí, ¡vaya sitios que nos traes!



Y este es el recorrido y las condiciones que se dieron el fin de semana del 1 de junio, que no quiere decir que sean las condiciones del fin de semana de la carrera, porque como nos dijo Tomas, el guarda del refugio de Urriellu:
"De todes formes la montaña me ha enseñado que lo que ye hoy, igual non ye mañana. Mejora o se pone fiera."

Nos vemos  el viernes 14 a las 24:00 en el Resoplao

Javi



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